Te preguntarás, y ¿por qué una venus mexicana? ¿de dónde viene ese término? Quisiera entrar en contexto hablando sobre las “venus”. ¿Qué son? Se les denomina así algunas figurillas de diversos materiales, femeninas todas, más específicamente realizadas en el paleolítico. Estas representan a la fertilidad, a la madre naturaleza y en algunos casos son diosas propias de cada cultura, de las cuales se fueron extendiendo sus representaciones hasta nuestra época. Debo mencionar que el término venus en este caso no se limita a afrodita; divinidad de la cultura griega y romana.
Si bien la obra que les presento esta vez no es de esta época, ¿por qué la llamo así? Te quiero compartir mi experiencia que tuve con dos grandes personas, y lo quiero hacer de una forma amena. Mientras estudiaba filosofía en la Facultad Franciscana de Zapopan, una de mis maestras, la doctora española Berta Alcañiz supo por terceros que yo practicaba la pintura. Después de algunas charlas personales me pidió hacerle una obra. Esta debería ser con un tema mexicano. Me dio referencias del artista Josep Cañas quien supo retratar el México y sus raíces. Su esposo, el distinguido antropólogo el Doctor Claudio Esteva Fabregat (1918-2017), de feliz memoria, le gustó la idea, y me comenté que él conocía en persona a dicho artista, por lo que me expresó que le gustaría además que incluyera las pirámides de México en la obra.
Tuve también la dicha de realizar un retrato del Doctor Claudio de una fotografía de su juventud, la única fotografía de él que conservaba cuando vino a México, tras deber salir exiliado como muchos intelectuales españoles por causas de la guerra civil española. Esta obra fue un regalo de su esposa hacia él, recuerdo que quedó sorprendido ya que le traía buenos recuerdos esa fotografía y en ese momento la pintura destapó un sin fin de memorias que en su momento me compartió con gran gozo. Espero pronto poderles compartir esa obra de su retrato y sobre todo lo mucho que aprendí de este gran hombre y de sus experiencias. Por mencionar solo una, aquella que me compartió donde aseguraba que en un bosque de España experimentó a Dios. Mi memoria está llena de vivencias suyas que de tanto en tanto traigo al presente para poder darles color y pasarlas al ámbito de la realidad a través del umbral de la pintura.
Cuando pude terminar la obra de esta mujer indígena y la entregué el doctor Claudio, lo primero que mencionó al observarla fue: “es una venus mexicana”. Tengo impreso en mi mente su rostro al observarla detalladamente, mientras hacía algunas alusiones a las pirámides, algunos datos sobre Cañas y cómo él sopo integrar la esencia de los indígenas y la plasmarla en su obra.
Deseo de corazón que te sea agradable esta obra y pueda seguir compartiendo mis obras y experiencias contigo. En esta ocasión lamentablemente solo cuento con esas pocas fotografías de baja calidad de la obra, ya son un poco nítidas para poder aprecias algunos detalles, que en esa época he –reconozco- me faltaba perfeccionar algunos detalles como aun lo sigo haciendo. Si te gustó te invito a que compartas y dejes algún comentario.
¡Hasta la próxima!
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