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Navidad: armonía de contrastes



23 diciembre 2022.

Feria Mayor de Adviento

Saltillo, Coahuila


Navidad: armonía de contrastes



En Cristo, paz y bien.

A todas mis hermanas.


Cada navidad es una revelación. Desde pequeño he poseído esta convicción: cada navidad en nuestra vida nos deja una enseñanza. Es conocida y muy favorecida por su lectura y relectura la clásica novela de nuestro paisano mexicano Ignacio Manuel Altamirano, Navidad en las montañas (1871), donde nos regala una sencilla, pero profunda reflexión sobre estas fechas en la voz de su protagonista:


“¿Quién que ha nacido cristiano y que ha oído renovar cada año, en su infancia, la poética leyenda del Nacimiento de Jesús, no siente en semejante noche avivarse los más tiernos recuerdos de los primeros días de la vida.”

Pareciera que navidad e infancia son una misma palabra, un sinónimo. Siempre he estado convencido que los protagonistas de la navidad y su espíritu, son los niños. Ellos son el hilo conductor de las emociones de esta temporada que reviven cada año y se renuevan.


El amor entrañable del padre san Francisco al misterio de la navidad, más que ser una convicción teológica, es una emoción de un corazón infantil, de un alma limpia. Visión de unos ojos inocentes. Clara, su hermana e hija, heredó esta emoción que perpetuó a lo largo de toda su vida. La “presencia incontenible del Hijo de Dios en los cielos y el poder de receptáculo del útero de la Virgen María” (3CtaIn 18-19), así como su desnudez infantil sobre el pesebre, se convirtió desde el inicio en el fundamento y base de su ideal de pobreza. Del mismo modo que el seráfico padre, fruto de un sentimiento primigenio de su ser: sin prejuicio e interés alguno, como los niños.


Cada navidad es una revelación que nos viene a manera de reglo. Dios ha querido iniciar esta cadena dones ininterrumpida en la historia con el regalo precioso de su Hijo encarnado (Jn q,11) en este mundo para nuestra salvación y para deleite de nuestras almas siempre en busca del Amor auténtico. El amor de Clara al niño pobrecillo de Belén brota de saberse ella misma pobrecilla en este mundo. De su Virgen madre destaca siempre su pobreza, pero esta pobreza la sitúa en la misma tónica solemne donde vienen elogiados las joyas y los vestidos, los tocados y los perfumes (1CtaIn 8-11/ 4CtaIn 15-18), de modo que, Clara ve en la pobreza de la Virgen, su mayor y más elegante atuendo. De Cristo niño, en su tierna desnudez, contempla su más elegante gala, pues está vestido de nuestra carne humana.


En perspectiva franciscana, el misterio insondeable de la Encarnación se transparenta en la forma celebrativa de la navidad: en su simplicidad y su manifestación infantil. Es lo sencillo lo que expresa el misterio, es lo tierno lo que manifiesta lo potente y es lo pobre lo que revela lo excelso. Las consideraciones de Clara sobre el misterio del niño de Belén, son a la vista una armonía de contrastes, de contraposiciones. Sobre este rubro, pero en clave filosófica, María Zambrano (1804-1991) dirá: “La contradicción es sede de la verdad” y tiene razón, nuestra fe en Cristo es un conjunto de contrastes, la navidad es un claro ejemplo, su pascua lo es más.


Hermanas todas de la Federación de Nuestra Señora de Guadalupe y Nuestro Padre San Francisco, nuestra vocación es también armonía de contradicciones, por lo tanto, estamos llamados a encarnar la Verdad; con nuestra vida y testimonio sobre el camino franciscano, que ha sido ya por más de 800 años una navidad constante en la Iglesia.


Agradezco a Dios el don de la vocación de todas ustedes y el servicio que Él ha querido encomendarme a favor de la federación como asistente y hermano. Deseo que estos días festivos sean verdaderamente un cúmulo de revelaciones de parte de Jesús niño que seguramente sigue enterneciéndonos como desde la infancia, con aquella ternura a prueba de años y de vivencias. Quedo a su disposición para el servicio pontificio y fraterno de la asistencia y en lo que esté en mis capacidades siempre para dar a mayor gloria a Dios Padre de las misericordias.


Que Francisco y Clara sean su inspiración, Jesús pobrecillo de Belén; su camino y vocación.

¡Feliz Navidad!

Fr. José Daniel Ramos Rocha OFM

ASISTENTE y siervo.

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