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Y me quedé con ganas de …

Actualizado: 21 mar 2020

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Y me quedé con ganas de; decirte tantas cosas que en mi cabeza gritan, que de mis locuras son cómplices y que mi diccionario no tiene palabras para expresarlas.

Me quedé con ganas de; que pasaran los tres meses y la desilusión me tocara con la mano fría de su indiferencia y con la bofetada cruel del desencanto.

Quedé con ganas de; que la vida se mostrara gris y pálida después del azul radiante que trajiste a mi existencia.

Con ganas de, De que resultaras ser el que no mostraste, De que sacaras el lobo debajo del cordero. De que la sombra eclipsara la luz. De que otra vez el fantasma del “idealizar” me sorprendiera.

Ganas de, ver tu reflejo en los otros. De empeñarme inútilmente en justificarte. De construir fábulas que respondieran con estúpidas moralejas al sufrimiento que se había hecho mi compañero.

De; sentir que mi vida podía tener sentido, De añorar el arcoiris que no llega después de la tormenta. De querer volar cuando me han cortado las alas y gritar cuando se debe guardar silencio.

Y me quedé con ganas de ganar mi propia apuesta hecha con las monedas de mi inseguridad. Porque no conocía la palabra “diferencia”. No sabía que existía la lealtad. No entendía lo que era la inocencia y me resistía de nuevo a entregar.

Porque diferente llegaste tú y diferente observé tu caminar. Diferente llegó tu expresión y más diferente fue mi reaccionar.

Ahora sé que la diferencia no es suerte, mucho menos, casualidad. Sé que Dios guarda los momentos donde la vida no profiere a referir repuesta, y a donde ya se puede caminar. Quiero que lo entiendas: contigo camino y contigo quiero continuar.

30 mayo 2006

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