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Foto del escritorDANIEL RAMOS

María: navidad pura



“Dichosa me dirán todas las generaciones”

(Lc, 1 46-56)

22 de diciembre / Oh Rey de las naciones

Podcast

Evangelio viviente * Spotify



Encontrándonos ya en las cercanías de la fiesta de la navidad del Señor, es necesario seguir preparando el corazón a esta experiencia que, estando enmarcada por un año particularmente difícil para todos, no puede ser una más de las tantas del pasado, ni de las posibles futuras.



Este día, una de las así llamadas “memorias especiales” del tiempo del adviento, precisamente por su cercanía a la navidad, y con el grito en boca de la antífona especial del día: ¡Oh Rey de las naciones!, el evangelio nos regala un momento especial dentro del evento tradicionalmente conocido como La Visitación de María a su parienta Isabel: la proclamación del Magnificat. El cántico por excelencia de la Virgen María.



Imagen: patrimonio del Archivo Histórico Franciscano de Zapopan. Zapopan jalisco.

No obstante que dicho cántico sean en la iglesia una fórmula de oración popular y conocida, aprendida y recitada de memoria, encierra un gran misterio aún por descubrir como una luz que brilla como ya conocida pero que ansía resplandecer con toda la fuerza que jamás ha mostrado.



María, delante de su querida Isabel, canta, proclama, desahoga todas las emociones contenidas desde el momento en que el Ángel la saludó: “Alégrate. Has hallado gracia delante de Dios”, la preparación del viaje, la adrenalina de la travesía por las montañas de Judea, la llegada a la casa de su parienta, la emoción de verla, y verla como la describió Gabriel.



¡Dichosa me dirán todas las generaciones! –le dice- dicha proclamación generacional que ha visto su inicio en aquel que abre este recorrido por los siglos hasta hoy ininterrumpida: en el bautista, que se esconde en el seno de Isabel pero que desde el anonimato de ese vientre exulta e inaugura esta cadena de alabanzas que los hombres y mujeres de todos los tiempos próximos harán de su generosidad: ¡Dichosa! ¡Dichosa! … eres tú, María.



"La Visitación", Vicente Macip. 1540-1545. Museo del Prado.

La actitud de María es navidad pura, esencia del celebrar cristiano: es decir, reconocer a Dios como el dador de la dicha que se experimenta y retribuirla a Él mismo en alabanza, porque solo el poderoso hace obras grandes por nosotros. María es modelo de gratitud y disfrute de la alegría que Dios da. Es modelo perfecto de la alegría que se pone al servicio del que más la necesita y que, cuando es auténtica, es sumamente contagiosa. Isabel y María exultan en alegría humana y divina: humana por el gusto de encontrarse, y divina por saberse elegidas por Dios para obras grandes en este mundo.



En la navidad ya a la puerta, bien valdría tomar de nuevo el ejemplo de María: llenarnos de la alegría humana de encontrarnos con los nuestros, sean pocos o muchos este año, en fiestas modestas, en encuentros discretos en casa, en intercambios más bien de sonrisas y disculpas por lo que hemos fallado, que de regalos y cosas periféricas. Alegría humana de tener el privilegio de estar vivos y completos, y si nos faltara alguien en casa estas fechas, como María decir: “no obstante el dolor, mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo”.



Y de alegría divina por contemplar en su Hijo, en un humilde niño, como aquello que –como escribió Santa Clara de Asís (3CtaCl 9)- “los cielos no pudieron contener y su vientre purísimo contuvo” y escondió nueve meses, dio a luz y adoró, como la que por primera vez adoró como devota y madre al Dios nacido en el mundo.



María es modelo de la dicha navideña, de la alegría de estas fiestas.


¡Feliz navidad a todos!


Aquí les posteo el PodCast ¡Disfruténlo!



(Galería personal: Ain Karem, lugar de la Visitación. Tierra Santa 2018. Daniel Ramos)


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