
"Una historia que apenas habrá de ser contada en breves pinceladas..."
La feligresía de Magdalena, población que se ubica en el estado de Jalisco y que forma parte de la Arquidiócesis de Guadalajara, se encuentra en la víspera de una significativa triada de celebraciones, pues el año 2021 se conmemorará el 425º aniversario de la erección parroquial, asimismo se recordará que hace trescientos cincuenta años la querida imagen del Señor Milagroso obró el prodigioso suceso del Sudor de Sangre y además se refrendará el compromiso de peregrinar a los pies de María a través de una romería que se celebra desde el año de 1772 con la advocación mariana de la Virgen del Pueblito y que tiene lugar entre los pueblos de San Juanito de Escobedo y Magdalena.
Ante la proximidad de estas conmemoraciones es oportuno mirar en retrospectiva y recordar el caminar de este pueblo que recibió la doctrina de parte de los religiosos franciscanos en el lejano año de 1524 y que desde entonces ha acumulado páginas y páginas de historia.
Con esta finalidad quizá valdrá la pena contestarse algunas interrogantes, esto como un primer paso, siendo una de estas el preguntarse el origen del nombre de Magdalena. Para satisfacer esa inquietud se ha de decir que existen al menos tres versiones.
La primera señala que el origen se debe a la costumbre que tenían los religiosos franciscanos y los conquistadores de imponer el nombre del santo del día a determinado lugar que descubrían o sitio que fundaban, por ello se dice que esta población pudo haber sido descubierta o conquistada un 22 de julio día de Santa María Magdalena y que de allí se haya escogido ese nombre para sustituir el nombre prehispánico que era Xochitepec.
La segunda versión indica que uno de los conquistadores militares de esta región, Nuño Beltrán de Guzmán, era poseedor de un entrañable respeto a los nombres que le eran significativos y que una forma de manifestar ese aprecio era imponerlos a algunos sitios que iba conquistando, quienes así piensan basan su argumento en que el actual estado de Jalisco tuvo por nombre la Nueva Galicia en recuerdo de la provincia de la cual era originario el citado conquistador, dicen también que a la capital de este reino le impuso el nombre de Guadalajara en razón de que fue en la ciudad española de ese nombre en la cual el referido Nuño vio la luz primera, en este orden de ideas hay quien opina que a esta población se le impuso el nombre de Magdalena en recuerdo de doña Magdalena de Guzmán, madre que fue de ese personaje español.
La última versión y quizá la más aceptada por los magdalenenses indica que en la antigua Xochitepec vivía una jovencita llamada Neovilt, la cual era la única hija de Huajicar, cacique principal de la población, fémina que se sintió atraída por la fe que venían propagando los seráficos religiosos y la cual habiendo abrazado esa nueva religión recibió las aguas bautismales y comenzó a ser llamada Magdalena. La decisión de creer en esa nueva fe fue considerada como una traición por su raza, motivo por el cual la sacrificaron a sus dioses, se dice que en un paraje llamado Potrerillos, suceso que dio lugar a la leyenda conocida como La Cueva de la Vieja, muy popular entre los magdalenenses. Se dice que por ese sacrificio, por el cariño y el respeto que de ella tenían los españoles, las autoridades civiles y eclesiásticas hicieron las gestiones necesarias para que esta población comenzara a llamarse Magdalena.
Es así como se intenta contestar a esa interrogante a través de estas tres versiones, pero ahora surge una nueva inquietud y es la siguiente ¿Cuál de estas tres versiones habrá de preferir el lector?
En otro orden de ideas es importante señalar que escasa es la información que se conserva de los primeros años que se vivieron en la antigua Xochitepec, de la cual se dice llegó a tener por nombre Santa María Magdalena de Xochitepec. En la bruma del tiempo la historia y la leyenda se conjugan de tal manera que en ocasiones es difícil saber dónde terminan los hechos verídicos y comienzan los mitos.
Ante esta carencia de información bien valdrá la pena recordar que los cronistas indican que fue en 1524 cuando en esta región hicieron acto de presencia los españoles encabezados por el Capitán Francisco Cortez de San Buenaventura, el cual a su paso dejó como encomendero a Juan de Escarcena.
Habrá de decirse también que en 1530 esa conquista fue refrendada por el Capitán Nuño Beltrán de Guzmán y que la unión de dos culturas poco a poco se fue consolidando, no sin poca sangre derramada de ambos bandos.

En esta época quizá lo más sobresaliente que habrá que señalar es el levantamiento armado de Coaxicar, líder de los indígenas de Xochitepec, mismo que tuvo lugar en las faldas del cerro de Tequila y en donde hirieron de muerte a don Diego Pérez de la Torre, primer gobernador de la Nueva Galicia. En ese tiempo también tuvo lugar la famosa batalla de El Mixtón en la cual se dice quedó constancia del valor de Tenamaxtli y de Coaxicar. El Padre Tello indica que concluida esa batalla, ganada por los invasores, el Virrey don Antonio de Mendoza realizó un recorrido por estas tierras con el afán de pacificar la región y consolidar la conquista. En un fragmento de su crónica indica que se reunió con los naturales de Xochitepec en un lugar llamado La Higuera, sitio que el Dr. Phil C. Weigand ubica en el lugar que conocemos como El Tacotal.
Para concluir que este esbozo mal hilvanado se habrá de recordar que en 1541, algunos historiadores señalan que específicamente el 10 de junio de ese año, fue sacrificado Fr. Juan Calero, religioso franciscano que vivía en Etzatlán y del que se podría asegurar que en algún momento visitó el sitio en que hoy se encuentra Magdalena en aras de conquistar espiritualmente a los antiguos xochitepecos. A casi cinco siglos de martirio de ese egregio franciscano nacido en Bollullos de la Mitación, allá en la provincia española de Sevilla, tiene que recordarse que la sangre que derramó ha fructificado en vecinos de esta región que hoy se encuentran en proceso de canonización por su testimonio de vida, entre otros los magdalenenses Ezequiel y Salvador Huerta Gutiérrez ya beatificados, ha de recordarse la gran cantidad de feligreses que han recibido las órdenes sacerdotales, el considerable número de recintos religiosos que se han erigido para practicar la fe imitando el ejemplo que les impusiera a los xochitepeco/magdalenenses el religioso franciscano Fr. Luis Navarro en 1604.
Mucho ha de recordarse en estos esbozos, en esta historia que se ha venido escribiendo día a día, algunos con fechas tan esclarecidas como aquel 29 de septiembre de 1671 cuando el hoy llamado Señor Milagroso sudó sangre o el 9 de febrero de 1772 cuando el Alcalde Mayor de Ahualulco donó al actual San Juanito de Escobedo, antes llamado Pueblo Nuevo de San Juan, la advocación mariana de Ntra. Sra. del Pueblito, nombrándola como patrona de los entonces pueblos de Ahualulco, Etzatlán y Magdalena, originando con ello una tradición que ya suma décadas y décadas de religiosidad mariana. Mucho ha de recordarse desde aquel lejano 22 de julio de 1596, fecha reconocida por la Arquidiócesis de Guadalajara aunque sin decreto de por medio, en que se erigió la parroquia de Magdalena, la séptima en orden de antigüedad en este obispado.

Poco a poco se habrá de ir deshilvanando esta historia en estos artículos, una historia que apenas habrá de ser contada en breves pinceladas pues para investigarla y contarla con mayor amplitud haría falta más de una vida.
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