Mi gran amigo y hermano (de opción de vida religiosa, y dominicana) me regaló la bella historia de Javier que lo llevó a escribir el poema que les expongo. Un joven español, que conoció en un casa de enfermos terminales donde él realizaba su apostolado. Javier luchó hasta el final de su vida contra un mal somático y social al que terminó convirtiéndolo en su mejor aliado y su sombra concomitante: el virus del VIH.
Nuestro Ministro General, hace algunos días nos exhortó a no dejar de lado o menospreciar "la otra pandemia" en estos tiempos en que el covid19 ha acaparado la atención de todos. Nos invitó a ser misericordiosos, considerados e inclusivos con los enfermos de SIDA, acompañándolos y extendiendo una cultura de respeto para con todos.
Las cosas verdaderas se dicen con poesía, no hay en este mundo una mejor manera y más honesta.
Disfruténlo .
En el Día Mundial de lucha contra el SIDA
ELEGÍA
by: Antonio Praena
y enterrar a los muertos. Mi querido
Javier: esa es la última manera
de amarte de entre todas las maneras
de amor que en este mundo son posibles.
Darle tu cuerpo a la ceniza, mi guerrero
Javier, para el que nada era bastante,
mi vehemente corcel,
que alimentabas tu alegría
con polen de amapola y nieve amarga
y ahora ya no tienes alegría,
amigo sepulcrado, y ni tu rostro
refleja lo que fuiste: potro en vuelo.
No tiemblan tus arterias a deshora
colmadas de traspasos y de escarcha
ni acudes a mis ojos, como antes,
después de estar pendido 9 días,
9 nocturnos días, entre bocas
que muerden tus pezones y te escupen
y vuelven a morderte y te intercambian.
De gramo en gramo, cuerpo en cuerpo,
mientras tu corazón busca el olvido.
Pero esta vez volviste sin olvido
y fue el dolor tan obvio que encontraste
descanso en el batir de otras espumas.
No vas a regresar hasta mi vida
en busca del perdón que siempre hallabas.
en atrio de mis labios, mi silencio,
mi forma de quererte de otra forma
que nunca te bastaba y sin embargo
sabías que era amor, que era amor limpio.
Yo quise de tu ser la lumbre ebria,
no un rayo que la noche se tragara.
Y ahora, todas juntas, las tormentas
me entregas en tu cuerpo amoratado
para que con mis manos en un surco
de estiércol y de sombra lo abandone.
Javier, tanta fuerza ¿dónde ha ido?
Y aquella bruta fuerza ¿qué alimañas,
insectos y raíces alimenta?
¿Por qué has querido darme por destino
que no puedo limpiar y que con araño,
Javier, mi corazón que fue tu almohada
y es hoy tu sepultura y mi desvelo?
Javier, hermana furia, sangre amiga,
¿qué vínculo verbal no has desatado
entre esta muerte mía y el exceso
de amor que en cada abrazo me arrancabas?
ANTONIO PRAENA
Fraile y sacerdote dominico español.
Teólogo y poeta.
Ganador del premio "Jaime Gil de Biedma" en su edición número XXVII en 2017.
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